Un viaje que nos abre la puerta hacia un mundo de conciencia sensorial, donde la quietud de la naturaleza nos invita a dejar a un lado los condicionamientos y abrirnos a la simplicidad del “no-hacer”. Aquí, el silencio se convierte en el espacio natural para la escucha, donde podemos reencontrarnos con nuestras esencias, la creatividad, la intuición, la alegría y el amor que habitan en nosotros.

Recorremos un camino hacia nuestros cuerpos para habitar-nos desde la coherencia y abrirnos a la escucha profunda de nuestra intuición, esa guía interna que nos ofrece la certeza para continuar la marcha. Esta conexión nos lleva a conectar con nuestro propósito, con los animales y con la Vida misma.

Los caballos, por su magnitud física y su presencia, nos reflejan la capacidad de escucharnos a nosotros mismos, aquí y ahora, en total presencia. Desde la coherencia y la sinceridad, desde lo más profundo, ellos solo expresan y lo hacen desde la honestidad, el respeto y su valiosa necesidad de paz.

«Como el contacto con la naturaleza y los animales es de vital importancia para nuestro desarrollo físico, emocional, mental y espiritual».